La protección de Dios está sobre los suyos. Dios es quien te defiende por lo tanto no debes temer. “Pero yo confío en ti, oh Señor; digo: «¡Tú eres mi Dios!».
Mi futuro está en tus manos; rescátame de los que me persiguen sin tregua. Que tu favor brille sobre tu siervo; por causa de tu amor inagotable, rescátame. No permitas que me avergüencen, oh Señor, pues a ti clamo por ayuda. Que los malvados pasen vergüenza, que queden callados en la tumba. Silencia sus labios mentirosos, esos labios orgullosos y arrogantes que acusan al justo.”
Salmos 31:14-18 Nueva Traducción Viviente.
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